La TV del pobre por Eric Macé.
22.06.2014 10:38El postulado de Eric Macé podría resumirse en la siguiente cita:
"[...] no es la televisión la que impone programas al público, sino su público popular el que impone la programación a través de los indicadores de audiencia y la complicidad que saben establecer con él los responsables de los organigramas y de las emisiones. No es el público el que se parece a la televisión, sino la televisión la que se parece a su público." (pág. 188)
Así, el autor distingue entre dos tipos de TV: la paleotelevisión y la neotelevisión. La primera se corresponde con los primeros programas televisivos que estuvieron al aire, compliendo un rol más pedagógico y cultural, a través de diversos reportajes y documentales, cuya finalidad era educar a la audiencia con respecto a un determinado tema. Por ende, sus ambiciones pedagógicas y didácticas eran mucho más evidentes que las que se pueden observar hoy en día en la programación actual. La segunda se describe y caracteriza en oposición a la primera, conformándose como una televisión centrada en la forma por sobre el contenido, con una carga socio-afectiva mayor y que por objetivo tiene el de hiperestimular a su audiencia. La neotelevisión es más subjetiva que objetiva, ya que informar no es su propósito, sino que persigue entretener y por último ganar más televidentes y adeptos a su programación.
Por último, Macé nos señala que la televisión se compondría de dos juegos: vidrieras y espejos, según sea el objetivo que persiga el programa o canal. El autor señala que:
"Todos los juegos no son idénticos. Existen dos tipos principales: aquellos en que los candidatos no se parecen al público de la emisión, y aquellos en que los candidatos se parecen a ese público." (pág. 192)
Asi pues, los primeros parecen ficciones, y se reconocen porque ha habido una previa selección para la elección de los participantes en el juego. En estos se reconocen por ejemplo, los reality show de famosos o los docu-reality del mismo estilo, y los realitys de talentos. Los segundos en cambio, juegan con la identificación de la audiencia, utilizando personas cuyos looks, vestimenta y personalidades, congenien con los de la audiencia, de modo que la identificación no se vea forzada. En estos juegos entran por ejemplo, los programas Quien quiere ser millonario, o los realitys con desconocidos, que buscan sacar a flote una nueva personalidad.
Según el autor, de estos juegos dependerá el éxito o el fracaso del contenido del programa, el cual a su vez dependerá de las demandas de la audiencia, quienes a través del raiting y el audimat evaluarán si el programa sigue o no al aire.